Esta carta forma parte de los arcanos mayores. Su naturaleza de constante movimiento la hacen ser augurio del comienzo de un nuevo ciclo. La inconstancia y la mutabilidad van unidas de la mano, conjugadas en caídas y elevaciones producto de la acción u omisión de los actos.
Esta carta nos advierte de la fragilidad de la permanencia, presente siempre en ella los cambios que nos ponen en un extremo opuesto al anterior. A veces con un descenso repentino, entregado por las influyentes vueltas que el destino pone en nuestro camino.
La rueda de la fortuna ha sido relacionada innumerables veces con el círculo del zodiaco, así como también con las desconocidas vidas que posee el ser humano en su existencia terrenal o etérea.
Esta figura está compuesta de seis radios y se encuentra sostenida por un caballete que cuenta con la particularidad de que uno de sus brazos no traza una línea continua, sino que sólo recorre la mitad de espacio que el resto, esto motiva a que esta figura se apoye solo en uno de estos extremos. Quizas esto con el afán de representar la inestabilidad de la fortuna, la que nos hace cambiar súbitamente de posición en la vida.
Dentro de su figura aparecen 3 personajes. Cada uno representativo de un simbolismo.
En la parte superior se encuentra Osiris, considerado el preservador de la vida. En el lado izquierdo y con la vista puesta hacia adelante está Hermanubis, quien es una fusión de el dios griego Hermes y el dios egipcio Anubis).
La imagen posee cabeza de chacal y es la encargada de vigilar y conducir a los espíritus al juicio final.
Y a la derecha se encuentra Tifón, o el dios Set, quien es el genio maligno de la mitología egipcia. Según la mitología griega Tifón fue el monstruo que intento destruir a Zeus, y en el caso de Set quien hizo lo suyo con Osiris (según las creencias de los egipcios). Ambos son una interpretación de quien es conocido actualmente como Satanás o Lucifer.
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